MIS REFLEXIONES DURANTE ESTOS ÚLTIMOS DOS MESES DEL AÑO.
Nosotros como seres humanos estamos siempre en la tendencia de emitir
comentarios, juzgar y hasta llamar la atención a los demás, pensando que
nuestro concepto es el correcto. Claro está que en nuestras actividades del día
a día sean en nuestra casa, en la empresa propia o donde trabajamos o a las
personas que asistimos en coaching o consultoría tratamos de aplicar nuestra
responsabilidad y autoridad, entendiendo como autoridad nuestra capacidad de
tomar decisiones y por eso confrontamos a las personas y en muchos casos
excediéndonos. Es aquí donde debemos entrar en la reflexión para poner un basta
a estos comportamientos y ser condescendientes para ayudar a los demás a llevar
sus cargas. Nadie sabe la cruz a cuestas que llevan los otros, ninguno sabe la
procesión interna que llevan las personas.
En La Palabra encontramos algo muy bonito y es que debemos amarnos y
ayudarnos los unos a los otros en cada instante y esto es muy serio porque
incluye a aquellas personas que no son de nuestro agrado o que por cualquier
motivo no tenemos una afinidad con ellas. La Palabra de Dios también nos dice
que nos animemos y edifiquemos unos a otros. Este es el primer paso para poder
establecer una buena inteligencia emocional y relacional, construyendo
relaciones amistosas y neutrales. Que sintamos que nos buscan o que buscamos a
otros para encontrar una guía o un consejo. Ahora viene la pregunta…¿Cómo piensas
de las personas que te rodean? ¿Cómo piensan de ti las personas? ¿Lo has
interpretado para poder hacer tus planes de mejoramiento relacional?
¿Qué puedes hacer
hoy para celebrar y apoyar a una persona que ves con la necesidad de una ayuda?
Y el ejercicio interesante es hacerlo
con una persona que no sea tu amiga. ¿Estás en la disposición de aceptar el
reto?
El punto es el de poder ser una ayuda espiritual en la vida de
las personas que nos rodean y podamos dejarles un legado de contribución en el
mejoramiento de sus vidas. Y esto será más emotivo cuando verdaderamente nos
llenemos de gozo al ver los resultados y saber que logramos hacer una
contribución loable.
Si escuchamos a los demás con cuidado y sentimiento, seremos
curadores de sus incertidumbres que los agobian y los llevan al desespero.
Muchas relaciones difíciles se han compuesto y vuelto maravillosas después de
escucharse mutuamente.
Recordemos
que si nos llenamos de ira, odio, resentimientos contra una o varias personas,
los efectos colaterales pueden ser devastadores. Estos estados mentales de los
que nos hablaba Blanchard van como un cáncer carcomiendo otros aspectos de la
vida de las personas. Los efectos pueden afectar a la familia, el desempeño en
el trabajo, las buenas relaciones sociales, entre otras.
Las
enfermedades son un resultado de somatizar estos indeseables estados mentales,
con daños físicos irreversibles, acompañados de una gran tensión, ansiedad,
depresión, estrés que pueden afectar tus movimientos, la columna, los músculos,
las articulaciones y al final, el cuerpo estará tan débil que no podrá ni
resistir la rutina diaria.
Lo
anterior nos lleva al siguiente paso importante que nos hace renacer y es el
perdón. Esa inquina, odio, aversión solo desaparecerá con el perdón. Es la
medicina curativa más efectiva que podamos tener y tan maravillosa como para
mejorar nuestro interior y así poder entendernos con el medio
externo.
De otro modo, al seguir con esos estados mentales indeseables tendremos
confusión espiritual, no solo mental, y cada vez será peor.
El
perdonar nos libera y es una forma agradecida de ayudar a los demás y poder
ejercer nuestra inteligencia relacional y emocional a cabalidad. No es un
beneficio para esas personas que pueden entrar a nuestras vidas después de un
tiempo de rechazo, sino también un beneficio para nosotros, precisamente por la
liberación y el alivio que nos proporciona.
Y ¿Por
qué estoy escribiendo esto? Sencillo. Porque en mi trabajo como coach,
consultor, docente y auditor en empresas de diferentes tamaños, diversas
complejidades y diversos sectores, es fácil observar la falta de misericordia entre
pares, superiores y colaboradores, donde en un ambiente caníbal salen a relucir
los poderes, no la autoridad, que son devastadores y acaban con la autoestima
de cualquiera, cuando el fin solo persigue hundir a los demás.
La
bondad, la misericordia y el perdón son más un acto de voluntad que un acto del
corazón. Entonces, si asumimos la responsabilidad y autoridad de las que
hablábamos arriba, podemos tener el detonante para entrar en el servicio hacia
los demás, ayudándolos a mejorar sus vidas y corregiremos nuestra actitud
incorrecta.
Y nos
queda por analizar una última herramienta y es la de saber escuchar, nuestra
escucha activa que es el mecanismo por el que somos capaces de interactuar en
momentos difíciles, agradables, sociales, familiares, laborales y en cuanta
situación se nos presente en el día, Desde tiempos lejanos Cristo decía cosas
que la gente no quería escuchar y mas aún, escuchaba a los samaritanos y les
ayudaba yendo en contra de la ley que exigía que los judíos estuvieran
separados de los samaritanos, como cuando tuvo la conversación con la mujer
samaritana en el pozo.
Te
invito a estudiar sobre la escucha activa, el ciclo de las etapas que lo
conforman, para poder mantener conversaciones efectivas, de lo contrario
estarás tratando de terminar lo que tu interlocutor quiere decirte, o no
estarás con la concentración suficiente por estar preparando tu respuesta a lo
que tu interlocutor te está comentando y así no es posible entrar en esa
afinidad conversatoria para que puedas dar ese servicio de entendimiento,
ayuda, benevolencia, bondad, misericordia y amor a la persona con quien
interactúas.
Si
somos amables y agradables, entonces estamos tratando a las personas con
conversaciones cómodas, amigables, edificadoras y así estaremos alentándolas con
más frecuencia de lo que las confrontamos como veíamos en el principio de esta
reflexión.
¿Está dispuesto a evitar o participar en una
discusión sana sin llegar a la confrontación? ¿Crees que tienes las
herramientas para salir avante?
Al demostrar paz en lugar de ansiedad o practicar la paciencia en lugar de pronunciar una palabra dura, estaremos cumpliendo con el amar, entender y ayudar a los demás.
Fernando
Sandoval Arenas
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